martes, 8 de diciembre de 2009

La Cumbre de Copenhague


Pensando sobre el qué hablar, sobre el qué escribir, de paso intento inútilmente refrescarme ante una acalorada situación, siendo que no es propiciada por un evento bochornoso, no, no lo es, es propiciada por estar mi escritorio, o bien llamada mesa de trabajo, muy cerca de la ventana del tercer piso de un edifico cualquiera, más cerca de la caliente estructura metálica que configura mi centro de trabajo, los rayos de sol se estrellan en mi espalda, lo cual provoca una ansiosa necesidad de retirarme la camisa, quedarme solo en una playera, o lo más sensato, retirarme de ese sitio y adecuar otro para continuar con mis labores, lo primero es lo más fácil, lo segundo un tanto complicado, lo tercero es aguantarse y esperar a que la tarde avance rápido y de paso, alguna nube se apiade y se interponga en el camino.


Mientras escribo y paso el dorso de mi mano por encima de mi frente, dado que el calor hace de las suyas, intento concentrarme, intento retomar mis actividades, pero no hago más que pensar en un duchaso de agua fria, o por lo menos un poco tibia, o por lo menos una bebida que retroalimente no solo mi cuerpo ojalá y de paso el alma misma.


Frente al tablero de la computadora, las manos un tanto sudorosas, los anteojos resbalando, y el sol ya casi a punto de ocultarse, chateo con dos o tres amigos, mientras checo información variada, lo mismo de Comenicus, que de Juanito, Loret de Mola, y de Hero Rodríguez Toro, ¡A que calor poco soportable! por que si dijera que no lo es, ya me ubiera retirado, o es que quizá me gusta el sufrimiento, o es que me muestro un poco empático con nuestro planeta al estar sufriendo un poco de lo que a éste le sucede, el calor que le atosiga y literalmente le hace derretir, como lo estoy en éste momento, deshidratandome, derritiéndome en este cubil que parece estar en el mismo infierno...


Literalmente estoy frente una parodía misma del efecto invernadero, el calor entra y no sale, el dioxido de carbono se acumula en el techo de mi habitáculo, no con efectos nocivos como los imecas registrados en una población pletórica de autos sin afinar, bueno, almenos eso creo o eso quiero creer, mientras el cambio clímático se torna más evidente.

¿Cambio climati qué? "Mis polainas" dijera un vecino sumamente peculiar, seguida de una afirmación subida de tono que cuestiona su existencia, la cual no escribo dado su contenido grotesco... pero comienzo a dudar de su apreciación pues ¿Dónde está aquella Xalapa del chipi chipi que decían nuestros padres? Ya no nuestros abuelos, nuestros padres, quizá a algunos hasta nos tocó y pudimos percibir esas lluvias aisladas a lo largo del año, esa niebla esporádica de las tardes que te hacían imaginar que éste era nuestro Londres veracruzano, esa temperatura calida, fresca rayando en un sutil y rico frio, que hacía se apeteciera un rico chocolate o un polémico y delicioso café de olla a la canela y con poca azúcar por aquello de las calorías.

¿Dónde está esa Xalapa? Quien sabe... quizá en el mismo sitio donde estan todos esos árboles que desaparecieron de las faldas del Cofre de Perote, quizá donde esten aquellas aguas cristalinas que circundaban en los arroyos ya extintos como tal de la ciudad y la región, quizá donde estan esas especies extinguidas por el cáncer que representan los seres no tan humanos, esos , esos mismos, cuyos representantes se encuentran en Copenhague, tratando de minimizar culpas, algunos, y otros tantos ignorándoles, muchos otros idealizando un compromiso, mientras se intenta legislar ante estas circunstancias ya no se diga adversas, sino sumamente desfavorables para la vida.

Poco se nos ha enseñado a salvaguardar nuestra propia eistencia en este rubro, el ecológico, salvo a llenarnos de cuestiones vanas, pero sin mayor fondo que concientice, que permita cambiar la ideología del derroche, del valemadrismo ecológico y ambiental. Ahora se percibe necesario el volcarse al valor socialmente aceptable, a la disciplina en función del bienestar social y no solo del particular, quizá aún no sea tarde, quizá nos quede tiempo, como aquel que reprueba un parcial, o dos, aún es tiempo de reafirmar en un tercero y un final, para evitar el extraordinario, y ya ni se diga llegar a una última oportunidad, ya sería mucho el riesgo.

Quizá conviene reiniciar, resetear ese tipo de educación, cual computador que inició con fallos y se le resetea para poder tener la posibilidad de hacerlo bien, quizá en ese reseteo educativo con la finalidad de que en ésta vez lo hagamos bien, se logre algo positivo, como en las Pc donde se cuenta con el botón de reset, en nuestro caso, ese boton existe en cuanto nosotros hagamos palpable la necesidad de su existencia, mientras tanto, podemos seguir en el derroche de mediocridad, total, tarde o temprano, dirán algunos, el mundo se tiene que acabar, y pareciera que tenemos prisa en esto, por lo que aquello que se tiene que acabar, pues que se acabe de una vez... ¿Qué no?


PD: El link donde se mencionan nociones de didáctica...

http://www.ceducar.info/coleccion_formacion/volumen9.pdf

hojearla para encontrar el índice en la página 7, y verificar el contenido de solo tres unidades, entre más rápido se traten mucho mejor. Buen día.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Un título muy sugerente


En un rato de esos de ociosidad decidí escribir este blog, obedeciendo a la necesidad de poder desahogar mi mente, de buscar la autoreflexión, del tratar de buscar un espacio que me permita entenderme e intentar entender a los demás, de comprender mi estadía en este mundo y claro... tratar de dignificar mi presencia en el mismo.

¿Por qué de lo anterior? Simple, a veces no se comprenden ciertas de nuestras acciones y reacciones ante un hecho determinado, no se comprende como algunos tienen ciertas prerrogativas que los del populacho no las tenemos, lo cual hace evidente luchemos por alcanzarles, no para hacer lo que ellos hacen, la sobreexplotación desmedida, esa ambición sin llenadera, no, no, pero tampoco se trata de que dejemos esa bendita oportunidad del cambio, oportunidad tomada por esos seres casi, casi provenientes del averno, disfrazados de distintas personalidades, gobernantes, secretarios de estado, subsecretarios de los mismos, directores de área, subdirectores de las mismas, burócratas de distintas dependencias, docentes del sistema privado y público, o dueños/diectores de esos centros escolares, ¡ah para directivos! por cierto... si supiese de antemano que no me retirarían el sustento familiar comenzaba a dar punto y seña de los mismos, pero por lo pronto tengo que disfrazar esa realidad, quien me conozca sabra exactamente de quien hablo y el porqué de tal afirmación, quien no, solo supóngalo, e intente ver, no le costará mucho, encontrar estos emisarios del mal, parásitos de nuestra superviviente sociedad.